Una vacuna creada en otra “carrera espacial”
La carrera espacial librada en el siglo XX enfrentó a Estados Unidos y a la Unión Soviética por ser los primeros en alcanzar la Luna. A día de hoy la misma historia se repite como un déjà vu, pero esta vez la meta es muy distinta: la vacuna contra el COVID-19. Después de su derrota en la carrera espacial, esta vez Rusia ha querido ser a toda costa la triunfadora de esta nueva competición. De hecho, la vacuna se llama Sputnik V en honor al famoso satélite que la nación puso en órbita el pasado siglo. Sin embargo, gran parte del mundo siente recelo por la vacuna rusa contra el COVID-19
Spunik V, la vacuna contra el coronavirus “made in Rusia”
El presidente Vladimir Putin afirma que la vacuna se aplicará en masa a la población rusa a finales del mes de octubre y asegura que se han realizado pruebas suficientes para garantizar su efectividad. Incluso ha comunicado una de sus propias hijas probó la vacuna sin experimentar ningún efecto adverso a posteriori a parte de un pequeño incremento de fiebre que disminuyó pasadas 24 horas.
Putin apenas señala que la vacuna ha sido creada en base a un sistema de vectores que permitieron crear la inyección. También puso en conocimiento público que la vacuna es una combinación de dos adenorirus: Ad5 y Ad36, diseñados con un gen del COVID-19. Putin quiso destacar a Rusia como la nación que posee los mayores avances médicos del mundo y afirmó estar dispuesto a entregarla a los países que la necesitaran.
Países como Cuba o Nicaragua han puesto sus manos al servicio ruso para producir vacunas. El presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, afirmó que la vacuna Sputnik V podía fabricarse en el Instituto Lationamericano de Bacteriología y que Nicaragua estaba dispuesta a ser la distribuidora de la vacuna en los países de Centroamérica.
Polémica global: ¿Una vacuna hecha con prisas?
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la vacuna rusa contra el COVID-19 no ha sido sometida a los análisis necesarios para aplicarse de forma masiva. También ha solicitado a Putin la entrega de las certificaciones para poder constatar la vacuna ha pasado por los controles que exige la organización. Por su parte, Rusia asegura que la vacuna ha superado todas las pruebas de seguridad mientras la OMS insiste en que bajo ningún concepto debe ponerse en riesgo la salud de las personas.
Lo que se sabe hasta ahora es que la vacuna fue probada en roedores y primates para después inyectarla el 76 voluntarios que, según el gobierno ruso, no presentaron ningún síntoma adverso. Sin embargo, la celeridad de la vacuna ha hecho saltar las alarmas de la comunidad internacional y sospecha que Rusia haya acortado los tiempos reglamentarios que exigen las fases de las vacunas para ser la primera en hacerse con el artículo más reclamado en todo el planeta.
A estas alturas, parece lógico que aquellos que conocen bien la historia se pregunten si el fin de la vacuna del COVID-19 para Rusia es la salud o la victoria en esta nueva carrera.
Fuente: Iberan Press