La pandemia por el coronavirus ha obligado a muchas personas a permanecer en sus casas y buscar nuevos entretenimientos para evadirse de las preocupaciones sobre la salud y la economía de su entorno. Lo primero en lo que pensamos para paliar el aburrimiento es el videojuegos, una buena lectura o una suscripción a Netflix. Pero a veces basta con mirar atrás para encontrar algo que nos entretenga y a la vez nos motive, como el famoso Cubo de Rubik.
Cada vez es más difícil para el ser humano mantener la atención y bien es cierto que lo que nos encandila al minuto puede parecer aburrido al minuto siguiente. El Cubo de Rubik es diferente porque no es un simple juguete para pasar las horas muertas. Su componente de reto es lo que hace que el interés por él no se disipe fácilmente e incluso puede crear adicción para algunas personas.
La pandemia ha sido una oportunidad para que muchas rescaten este tipo de juegos clásicos. Mucho ha llovido desde que Ernö Rubik, profesor de arquitectura y escultor diseño este rompecabezas con fines pedagógicos que ganó el premio a alemán a Mejor Juego del Año en su categoría.
El Cubo de Rubik es uno de los juguetes más vendidos de la historia. En modelo clásico 3x3x3 existen 43 millones de permutaciones posibles, razón por la que muchos invierten días, semanas o meses para resolverlo de una o diferentes formas.
Los retos mantienen viva la naturaleza de superación del ser humano. Nos motivan y nos dan una razón para mantenernos despiertos. Por eso es una opción ideal para los periodos de letargo como este que nos ha tocado vivir.